Son también combustibles, como los hidratos de carbono, pero mucho más poderosos. Nos protegen del frío y nos dan energía para que nuestro organismo funcione. Ayudan a transportar y absorber las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) y a incorporar los ácidos grasos esenciales que no producimos.
Son una fuente concentrada de calor y energía a la que el cuerpo recurre cuando lo necesita. Cada gramo de grasa provee al organismo 9 calorías, que representan más del doble de las que aportan los hidratos de carbono y las proteínas.
Una vez que el organismo la obtiene, el exceso es utilizado por diferentes tipos de tejidos, pero en su mayoría se deposita en las células adiposas. Estos depósitos sirven como protección y aislamiento de diferentes órganos.
La recomendación saludable es que en la alimentación diaria no haya más de un 30% de grasas. Por lo general el consumo es superior al 40% y está dado principalmente por las grasas que aumentan el colesterol malo y el colesterol total.
Hay que distinguir los distintos tipos de grasas. Existen algunas imprescindibles, que tienen efectos benéficos para la salud, y otras perjudiciales.
Son las que protegen las arterias. Se trata de las grasas insaturadas, que se dividen en:
Monoinstaruradas. Están presentes en los aceites de oliva, de canola (en crudo) y de soja, en las frutas secas (sobre todo el maní), las semillas de sésamo, la palta, las aceitunas y, dentro del reino animal, en la yema de huevo.
El aceite de canola se obtiene de la semilla de colza, que pertenece a la familia de las crucíferas y se cultiva principalmente en las regiones occidentales de Canadá y en la zona central de los Estados Unidos.
Estas grasas actúan favorablemente en el organismo al disminuir el colesterol malo sin reducir el bueno.
Poliinsaturadas. Son esenciales y abarcan dos grupos:
Omega-6: Se hallan en particular en los aceites de canola, uva, maíz, oliva y soja (en crudo), en la mayoría de las semillas (fundamentalmente las de sésamo), en los granos y sus derivados y en el germen de trigo. Reducen el nivel de ambos tipos de colesterol.
Omega-3: Las de origen vegetal se encuentran en las legumbres (principalmente la soja), las semillas de lino y las frutas secas. Las de origen animal provienen de los pescados y mariscos. Tanto los crustáceos como los moluscos son bajos en grasas totales y ricos en omega-3; los moluscos, además, tienen un bajo contenido de colesterol, por lo que resultan un excelente sustituto de las carnes para incorporar en la alimentación semanal.
Los omega-3 han adquirido tal relevancia que la industria los emplea para enriquecer alimentos de consumo masivo, como la leche y los huevos. Evitan que las arterias se tapen y no disminuyen el colesterol bueno; por eso es muy importante que su ingesta sea superior a la de omega-6. Entre sus beneficios se destacan la reducción del riesgo de padecer infarto y cáncer y el descenso de la presión arterial.
Contenido aproximado de omega-3 en los pescados
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Pescados
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Omega-3 (mg%)
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Caballa
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2500
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Arenque
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1600
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Salmón
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1200
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Sardina, bagre
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1200 a 1500
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Atún, anchoa, bonito, dorado, surubí
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500
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Bacalao, besugo, brótola
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300
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Camarón
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300
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Lenguado, merluza, pejerrey, corvina, trucha
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200
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Fuente: SOLAT (Sociedad Latinoamericana de Aterosclerosis)
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3. Hipercolesterolemia
Se llama así al nivel elevado de colesterol en la sangre, que es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV). No se manifiesta con síntomas evidentes; para determinarlo es imprescindible el control periódico. Se mide en miligramos por decilitro (mg/dl) y se considera aceptable una variación del 5% entre distintas mediciones.
En su mayoría, los casos de enfermedad coronaria son el resultado del aumento de los niveles sanguíneos de colesterol y grasas, que se depositan en las paredes de los vasos y disminuyen su diámetro; esto no suele causar dolor, a menos que esté bloqueado el 75% del vaso. Cuando la placa que estrecha un vaso interrumpe el flujo de sangre que va al corazón, se produce un ataque cardíaco.
Por cada 1% de reducción de colesterol disminuye 2% el riesgo de ataque cardíaco. Sin duda esto te hará reflexionar sobre la importancia de la alimentación adecuada y la actividad física diaria, que pueden llegar a bajar los niveles del colesterol en un 10 a un 20%.
Todos los adultos deben medir el colesterol de manera periódica.
La variación aceptable de diferentes mediciones es del 5 %.
Clasificación de los valores de colesterol total
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Valores de colesterol mg/dl
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Resultados
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Menos de 200
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Deseable
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200 a 239
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Límite
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240 o más
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Alto
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LDL. Es el responsable de la acumulación de grasas en las arterias y se conoce como colesterol malo. Sus cifras son más útiles que las de colesterol total para evaluar el riesgo de ECV.
HDL. Remueve el exceso de colesterol de la sangre y se conoce como colesterol bueno. Niveles altos de HDL (mayores de 60 mg/dl) pueden reducir el riesgo, mientras que bajas concentraciones (menores de 35 mg/dl) se
consideran un factor de riesgo adicional para el desarrollo de enfermedad coronaria.
Clasificación de los valores de HDL y LDL
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LDL
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HDL
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Valores en mg/dl
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Resultados
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Valores en mg/dl
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Resultados
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Adultos con ECV
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Adultos con o sin ECV
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Hasta 100
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Aceptable
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60 o más
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Deseable (protector)
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Más de 100
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Alto
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35 o más
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Aceptable
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Adultos sin ECV
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Menos de 35
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Bajo (gran riesgo)
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Menos de 130
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Deseable
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130 a 159
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Límite alto
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160 o más
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Alto
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5. Triglicéridos (TG)
Son grasas que están presentes en los alimentos y en la sangre.
Los niveles elevados de TG en la sangre están relacionados con un aumento en el riesgo de enfermedad cardíaca, aunque no de manera tan directa como los niveles altos de colesterol.
La ingesta excesiva de calorías puede estimular la producción de colesterol y ayudar a transportar TG que no son usados para energía. Este proceso aumenta el LDL y disminuye el HDL.
Las siguientes situaciones aumentan los TG:
- Obesidad.
- Diabetes.
- Abuso de alcohol y de azúcares.
- Enfermedad renal.
- Trastornos genéticos para procesar la grasa.
Clasificación de los valores de TG
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Valores en mg/dl
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Resultados
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Menos de 200
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Normal
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200 a 400
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Límite alto
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400 a 1000
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Alto
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Más de 1000
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Muy alto
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6. Factores que aumentan el colesterol sanguíneo
El 70% del colesterol sanguíneo es fabricado por el organismo como consecuencia de un alto suministro de calorías, grasas saturadas y grasas totales. El 30% restante ingresa directamente con los alimentos y contribuye, aunque no de modo automático, a aumentar el colesterol sanguíneo.
La herencia interviene en menor grado en el aumento del colesterol. Sólo 1 de cada 500 individuos tiene altos niveles de colesterol sanguíneo relacionados con la herencia. En estos casos los cambios alimentarios son decisivos para disminuir los niveles de colesterol y mejorar la respuesta a la medicación.
A pesar de que la presencia de colesterol en la sangre suele asociarse con la ingesta de huevos y manteca, antes de considerar el consumo de alimentos y bebidas deben identificarse los factores individuales que determinan su aumento.
Existen cuatro factores primarios, además de la herencia, que ayudan a elevar el colesterol:
Grasas alimentarias. Hay que distinguir entre las grasas útiles y las que aumentan el colesterol sanguíneo. Algunos alimentos nutritivos contienen grasas escondidas, que pueden arruinar un plan de alimentación bajo en grasas.
Selección de alimentos. Debido a una información nutricional deficiente, mucha gente sabe que está comiendo mal, pero ignora cuáles son los cambios que debería efectuar para proteger su salud.
Balance energético. Los niveles de colesterol sanguíneo y triglicéridos se incrementan como consecuencia de un exceso de calorías. Para disminuirlos es útil ajustar el balance entre las calorías que se incorporan y las que se gastan con la actividad física. Esto también sirve para el control del peso.
Conducta y actitudes. Es fundamental que estés motivado para modificarlas. Una actitud realista y positiva permite predecir el éxito a largo plazo. Empieza por examinar tus hábitos alimentarios, las cantidades que consumes, las formas de preparación que eliges, el lugar donde comes y las formas de preparación de las comidas.
Otros factores que elevan el colesterol son el embarazo, la enfermedad tiroidea, la diabetes, ciertos medicamentos y el estrés.
7. Clasificación de las grasas
En orden creciente desde las menos saludables hasta las más saludables.
Ácidos grasos trans (AGT). No saludables
Aumentan la concentración de colesterol total y de LDL y disminuyen el HDL.
En la margarinas, manteca, chocolate, caramelos blandos y otras golosinas, tapas de empanadas y tartas industrializadas, comidas de rotisería, polvos para flanes, biscochuelos, Brownies y magdalenas, galletitas de agua y dulces, grisines, facturas y productos de pastelería, productos de copetín, comidas rápidas, sopas instantáneas, cremas para café (tipo Coffe Mate).
Ácidos grasos saturados (AGS). No saludables
Representan más del 50% del peso del alimento: Coco, manteca de cerdo, manteca de cacao (chocolate blanco), manteca.
Representan entre el 10 y el 50% del peso del alimento: Carnes muy grasas, fiambres grasos, crema de leche, chocolate, chorizo, chicharrón, panceta, quesos duros.
Representan menos del 10% del peso del alimento: Leche entera, carnes magras de cerdo, vaca y pollo, corazón, queso fresco.
Ácidos grasos poliinsaturados (AGPI). Saludables
Omega-6.
Omega-3 marino.
Omega-3 vegetal.
Grasas poliinsaturadas (AGPI). Saludables
Representan más del 50% del peso del alimento: Aceites de girasol, de maíz, de uva y de soja, germen de trigo, nuez.
Representan entre el 10 y el 50% del peso del alimento: Semillas de lino, de sésamo y de girasol, nueces, pescados grasos (caballa, sardina, pez espada, atún).
Representan menos del 10% del peso del alimento: Pescados magros (cazón, arenque, mero, mojarra, róbalo), pulpo, legumbres (garbanzos, habas, soja, lentejas), cereales (arroz, avena, maíz, trigo), verduras.
Ácidos grasos monoinsaturados (AGMI). Los más saludables
Representan más del 50% del peso del alimento: Aceites de oliva y de canola, almendra, avellana, maní tostado, nuez de pecan, pistacho.
Representan entre el 10 y el 50% del peso del alimento: Palta, carne de cerdo, pavo, semillas de sésamo y de girasol.
Representan menos del 10% del peso del alimento: Huevo entero, aceitunas.
Recomendaciones para manejar las grasas
A través de estudios se ha demostrado que:
El consumo elevado de AGS y AGT aumenta el riesgo de ECV más que el consumo de grasas totales.
Recomendación: Restringir la ingesta combinada de AGS y AGT a menos del 8% del total de calorías diarias.
El colesterol dietario aumenta el colesterol total y LDL, pero no tanto como los AGS y AGT.
El colesterol dietario contribuye al desarrollo de la ECV.
Recomendación: Las personas con bajo riesgo coronario pueden comer cantidades razonables de alimentos ricos en colesterol. Las personas con niveles altos de colesterol o con otros factores de riesgo deben restringir la ingesta de alimentos ricos en colesterol.
Si se reemplaza AGS por AGPI (omega-6), disminuyen el colesterol total, el LDL y los TG plasmáticos y se reduce el riesgo de eventos coronarios y muerte.
Recomendación: AGPI (omega-6) entre el 8 y el 10% de las calorías totales
El consumo de AGPI (omega-3) marino disminuye los TG y reduce el riesgo de eventos coronarios y muerte.
Recomendación: Pescados grasos azules de mar dos veces por semana.
El consumo de AGPI (omega-3) vegetal previene la arritmia.
Recomendación: Ingerir 2 gramos por día.
El consumo elevado de AGS aumenta el riesgo de ECV.
Si se reemplaza una proporción de AGS por AGPI omega-6, para lograr una relación AGPI/ AGS cuyo resultado sea superior a 1, se reduce el riesgo de ECV.
El consumo elevado de AGS aumenta el colesterol total y el LDL.
Si se reemplazan los AGS por glúcidos, AGPI o AGMI disminuyen el colesterol total y el LDL, con un efecto apenas mejor con los AGPI.
Recomendación: AGS + AGT menos del 8% de las calorías totales.
En comparación con los AGPI y AGMI, los AGT aumentan la concentración de colesterol total y LDL y disminuye el HDL.
Los AGT aumentan el riesgo de ECV, en particular cuando la ingesta es elevada.
Recomendación: AGS + AGT menos del 8% de las calorías totales.
Si se reemplazan los AGS por AGMI disminuyen el colesterol total y el LDL, aunque no en la misma proporción que con los AGPI.
Recomendación: Reemplazar una proporción de AGS por AGMI como estrategia para reducir la ingesta de AGS.
AGMI del 12 al 15% de las calorías totales.
Por lo tanto, consulta a un nutricionista que efectúe los cálculos correspondientes para el manejo total de grasas y confeccione un plan nutricional balanceado con alimentos bajos en AGT y AGS.
En general, establece un límite diario de grasas que no supere el 30% de la ingesta calórica. Reduce los AGS a menos del 8%. Chequea las preparaciones para encontrar la grasa escondida. Efectúa sustituciones.
Sustitución de grasas
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240 cc de leche entera
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240 cc de leche descremada
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120 cc de salsa crema
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120 cc de yogur dietético
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1 taza tipo té de maní
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1 taza tipo té de pochoclo casero
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Etapas en la reducción de grasas
El siguiente cuadro resume las etapas I y II del National Cholesterol Education Program (NCEP).
La etapa I hace hincapié en la reducción de las grasas totales, en particular las grasas saturadas y el colesterol.
La etapa II indica una mayor disminución de las grasas saturadas y el colesterol, según la respuesta a los cambios iniciales.
NCEP (National Cholesterol Education Program)
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Nutrientes
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% del total de calorías
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Etapa I
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Etapa II
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Grasa total
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30 % o menos
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Menos del 30%
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Grasa saturada
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Menos del 10%
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Menos del 7%
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Grasa monoinsaturada
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10 al 15%
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Grasa poliinsaturada
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10 % o menos
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Colesterol
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Menos de 300 mg
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Menos de 200 mg
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Glúcidos
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50 al 60%
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Proteínas
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10 al 20%
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Calorías
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Para mantener el peso deseable
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8. Cambios en los patrones alimentarios
Consume menos alimentos ricos en grasas, que además aportan muchas calorías. Reduce en especial la ingesta de AGT. Sustituye los AGS sobre todo por AGMI, y en menor proporción por AGPI. Elige aceites vegetales puros. Limita el consumo de productos elaborados con margarinas o aceites hidrogenados; si necesitas adelgazar, no los ingieras habitualmente.
Logra tu peso saludable, pues el exceso aumenta el colesterol.
Ingiere más glúcidos (hidratos de carbono) ricos en fibra. La fibra soluble baja el colesterol total y el LDL; la insoluble disminuye la constipación y el riesgo de cáncer digestivo. Prefiere las legumbres, las verduras y los cereales integrales a los alimentos ricos en fibras que sean altos en calorías y grasas.
Haz una adecuada selección de alimentos. La siguiente guía sugiere una variedad de opciones de los diferentes grupos de alimentos para que cubras las necesidades de nutrientes y a la vez efectúes los cambios en los patrones alimentarios que se recomiendan para reducir el colesterol sanguíneo. Ajusta el tamaño y el número de porciones de acuerdo con las calorías que necesites.
Guía de elección de alimentos
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ALIMENTOS DE PREFERENCIA
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ALIMENTOS QUE HAY QUE LIMITAR
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Almidones
Cereales: todos
Pastas secas
Legumbres: todas
Vegetales feculentos: todos
Panificados: integrales, pretzels, torta Ángel
Elige bajos en grasas (no más de 2 g / porción)
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Muesli o granola
Pastas frescas al huevo y rellenas
Papas fritas
Panificados con grasa: bizcochitos, cuernitos, facturas, tortas, tartas, masas de hojaldre
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Vegetales y frutas
Todos, preferentemente crudos
Consume por lo menos 5 porciones diarias
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Quesos
Compactos magros
Untables descremados
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Grasos (con más del 17% de grasas)
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Carnes
Carnes magras (blancas y rojas)
Pescados azules
Limita el consumo a 180 g o menos por día
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Carnes grasas y altas en colesterol
Carnes procesadas, fiambres, embutidos, vísceras
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Huevos
Duros o poché
Limita el consumo a 2 o 3 unidades por semana
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Fritos
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Lácteos
Descremados
Parcialmente descremados
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Enteros
Altos en grasas
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Grasas y aceites
Aceite alto en oleico
Semillas
Frutas secas
Palta, aceitunas
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Aceites saturados
Aceites poliinsaturados
Grasas animales: crema, manteca, sebo
Coco, palma, manteca de cacao
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Cuando el ingreso de calorías está en equilibrio con el gasto, el organismo utiliza todas las calorías que incorpora; no se gana ni se pierde peso. Pero si el ingreso supera al gasto, las calorías que no son utilizadas por el cuerpo se depositan como grasa.
El exceso de grasa corporal está asociado con aumentos de los TG y el LDL, disminución del HDL y alto riesgo de enfermedad cardíaca.
La reducción del colesterol sanguíneo y la pérdida de peso van de la mano. Una alimentación pobre en grasas disminuirá el colesterol a la vez que contribuirá al descenso de peso.
El incremento de la actividad física es esencial para la pérdida de peso, y resulta beneficioso incluso para aquellos que no necesitan bajar de peso. Si reduces las calorías pero no te mantienes activo, la pérdida de peso será menor o se estancará, porque el cuerpo baja el metabolismo para conservar la energía cuando se recorta el ingreso calórico.
10. Técnicas para incorporar el ejercicio a la vida cotidiana
- Elige 2 a 4 actividades que quemen calorías e incorpora una por día.
- No lo dejes para cuando tengas tiempo de sobra; tómalo como otra actividad indispensable.
- Identifica todas las excusas habituales y desarrolla estrategias para evitarlas.
- No hagas ejercicio de manera forzada, disfrútalo.
- No es necesario que te quedes sin aliento. El ejercicio más intenso es menos eficaz para quemar grasas.
- Incrementa gradualmente el nivel de actividad.